Historia de la Investigación Cuantitativa



No resulta demasiado sencillo redactar un relato breve e integrado de la metodología cuantitativa, ya que para hacerlo se deben combinar historias que provienen de la estadística, la psicometría, la medición de actitudes, la demografía, la economía y la sociología, entre otras disciplinas.
A decir verdad, la metodología cuantitativa tal como la entendemos hoy ha sido el producto de la conjunción de esfuerzos provenientes de muy diversas fuentes.

En cualquier caso, podríamos señalar que los inicios de la metodología cuantitativa se remontan hasta el Imperio Egipcio y el Imperio Chino, en donde se realizan los primeros intentos sistemáticos de recopilar información demográfica y económica sobre una gran población. Esta tradición de censar a la población se mantiene y perfecciona durante toda la antigüedad, pero se interrumpe en Europa durante la Edad Media.

No obstante, en China la tradición cuantitativa perdura y se perfecciona, encontrándose en dicho país los primeros intentos de aplicar tests estandarizados de conocimientos para seleccionar personal para los diversos oficios administrativos.

Por otro lado, a pesar del oscurantismo reinante, es en Europa occidental donde encontramos las primeras nociones sobre medición de características humanas subjetivas. Es así como en el siglo XIV el monje francés Nicole Oresme propone desarrollar procedimientos (inspirados en lo que hoy llamamos teoría clásica) para medir la magnitud en que las personas poseían propiedades consideradas relevantes en esos tiempos, como por ejemplo “la virtud”.

Este esfuerzo, a pesar de ser único en el área de los temas sociales, no es una aspiración aislada. Por el contrario, forma parte del descubrimiento y redescubrimiento de la cuantificación en que se embarcan muchos sabios de Europa Occidental a partir de del siglo XIV y que tiene su punto de eclosión en el Renacimiento Italiano y en la aparición de la ciencia moderna (Crosby, 1997).

El éxito obtenido por las nacientes ciencias físicas y naturales, sumado a los desarrollos en teoría de las probabilidades que se produce entre los siglos XVII y XVIII producto de los trabajos de Bernoulli, Lagrange y Laplace (entre otros), presionó fuertemente a los pensadores interesados en temas sociales a adaptar estos procedimientos a sus propias áreas de interés.

Jaques Quetelet (1796 - 1874) fue quien primero aplicó la estadística a temas sociales, aplicando a ellos los principios de la probabilidad y el cálculo de promedios y variabilidad. Son especialmente destacables su concepción del “hombre medio” y su creencia en que es posible encontrar regularidades en los fenómenos sociales si los analizamos estadísticamente.

Más o menos por esas fechas (siglos XVII y XVIII), pero en el campo de las nacientes economía y sociología aparece en Inglaterra la Escuela de Aritmética Política que pretende buscar regularidades en la conducta humana, aplicando la estadística a datos económicos, demográficos y sociales.

Esta corriente da origen, en los siglos XVIII y XIX, a la llamada Escuela de Reformadores Sociales, que está constituida por numerosos pensadores sociales, principalmente ingleses, franceses y alemanes, que fundan “sociedades estadísticas” interesadas en realizar censos, encuestas y recopilación de datos secundarios, sobre las condiciones de vida de la población, con el objetivo político de desnudar ante los gobernantes y la opinión pública las condiciones de vida de las clases más pobres de la población y, a partir de ello, proponer reformas sociales.

Estas escuelas estuvieron muy ligadas con el primer movimiento socialista y muchos líderes de este movimiento fueron, al mismo tiempo, los primeros en utilizar encuestas sociales, las cuales eran aplicadas con el apoyo de las parroquias. Lo más curioso de esta etapa del desarrollo de la investigación cuantitativa es que en aquellos tiempos este enfoque (hoy reputado de conservador e incluso reaccionario, por algunos) era considerado progresista, pues permitía dar a conocer, más allá de toda crítica de parcialidad, la vida de quienes no tenían voz pública.

Todo esto se acompañó con un renacimiento de los antiguos censos de población, los que se generalizan en los países de Europa Occidental en los siglos XVIII y XIX. Un nuevo salto se produce hacia fines del siglo XIX, cuando sociólogos como Emile Durkheim (1858 - 1917) utilizan métodos cuantitativos y estadísticos para estudiar las regularidades sociales en conductas antes consideradas puramente individuales, como el suicidio.

Paralelamente, la naciente sicología experimental (Martínez Arias, 1996), a partir de los trabajos de Gustav Fechner (1801 - 1887) da origen a la Psicofísica, que es una rama de la sicología interesada en buscar formas directas (fundamentales) de medir la percepción de fenómenos físicos (como el sonido, la textura, el peso, entre otros).

Este esfuerzo, y los avances experimentados en el siguiente siglo, se vieron en gran parte facilitados gracias al desarrollo de la teoría de los errores de medición y de la distribución normal estándar, de Pierre Simón de Laplace (1749 - 1827) y Friedrich Gauss (1777 - 1855), respectivamente.

Ya en el siglo XX la psicofísica continúa su desarrollo y experimenta un salto sustantivo cuando Alfred Binet (1857 - 1911) se propone medir la inteligencia de los niños, refiriéndola a su edad mental (dando origen al Coeficiente Intelectual, CI). Este esfuerzo de medición de la inteligencia marca el inicio de la medición de fenómenos subjetivos y de la psicometría, disciplina que se comienza a apartar paulatinamente de sus orígenes psicofísicos.

En esta misma línea Edward Thorndike (1874 - 1949) publica en 1904 una teoría de la medición de estados mentales y sociales, James Cattell (1860 - 1944) desarrolla procedimientos para medir la estructura de personalidad utilizando el análisis factorial y en 1917 se da inicio a la utilización de tests para selección de personal, con la creación de los tests alfa y beta para selección de reclutas para el ejército norteamericano, en el contexto de la primera guerra mundial.

Paralelamente, en el campo de la estadística se observan importantes progresos con la aparición de interesantes estadísticos que permiten realizar nuevos análisis. Entre ellos el más emblemático es el coeficiente de correlación producto-momento propuesto por Karl Pearson (1857 - 1936).

Todo este esfuerzo comienza a dar un nuevo salto de magnitud a partir de 1920, cuando, en el campo de la sicología Louis Thurstone (1887 - 1955), publica numerosos artículos en que propone procedimientos, derivados de la psicofísica, para la medición de actitudes. A partir de estos trabajos se desarrollan estrategias para la medición de actitudes en particular y de conceptos subjetivos y complejos en general, conocidas como técnicas de escalamiento unidimensional.

El más conocido, simple y actualmente más utilizado de estos procedimientos, es la Escala Likert o Escala Sumativa, desarrollada por Resis Likert en 1932. La sociología cuantitativa, en cambio, experimentó una etapa de estancamiento hasta la década del 30, cuando los trabajos de Paul Lazarsfeld (1901 - 1976), y sobre todo su eficaz dirección del Bureau de Applied Social Research de la Universidad de Columbia, le permitió reunir en torno a él a un sólido equipo de investigadores empíricos y servir de paradigma para los modernos estudios sociales. Entre otros temas, Paul Lazarsfeld profundiza la utilización de la estadística a los análisis de encuestas sociales y desarrolla las técnicas de panel para el estudio de intenciones de voto.

A partir de este momento se inicia la moderna investigación cuantitativa, que transforma en industrial el proceso de estudiar la realidad con encuestas sociales (es decir, utilizando equipos de trabajo diversificados y especializados en lo que antes era una artesanía de investigadores solitarios).


El resto de la historia es fácil de relatar. A partir de 1940 observamos un progresivo perfeccionamiento y difusión de las técnicas de construcción de cuestionarios y escalas, un sostenido avance de los procedimientos es análisis estadístico social, especialmente en los campos de la estadística no paramétrica y multivariada y la entrada masiva de los procedimientos computacionales de registro y análisis de información, que le permiten al científico social manipular volúmenes de información y realizar análisis de una complejidad, que estaban totalmente fuera de lo posible sólo unas décadas atrás.

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